17 de mayo de 2009

Semblanza del Ilustre Pachuqueño Alfonso Cravioto

A continuación reproduzco el artículo del arquitecto Luis Corrales Vivar-Cravioto, director de Cultura del Ayuntamiento de Pachuca.

Alfonso Cravioto Mejorada nació en Pachuca en enero de 1884. Hijo del gobernador general Rafael Cravioto Moreno y de la maestra Laura Mejorada. Aquí creció y conoció las primeras letras. Estudió en la escuela de los profesores Fuentes y Bravo, después pasó al Instituto Científico y Literario del Estado, donde cursó la secundaria y la preparatoria.

Apenas cumplidos los 16 en 1901, Cravioto dirigió el periódico El Desfanatizador, que había fundado junto con Francisco Castrejón, Rodolfo García Ramírez y Francisco Bracho. Un nutrido grupo de jóvenes pachuqueños se rebeló contra la actitud conservadora y autoritaria del gobierno de Hidalgo y del dictador Porfirio Díaz.

Para 1903 ya en la Ciudad de México, adonde fue a realizar sus estudios de licenciado en Derecho, a los 19 años, Alfonso Cravioto es vicepresidente del Club Antireeleccionista que integra junto con Ricardo Flores Magón que es el tesorero, con Santiago R. de la Vega, Enrique Flores Magón y Juan Sarabia, entre otros.

Debido a sus actividades oposicionistas poco después en las oficinas del periódico El Ahuizote, donde colaboraban Cravioto y otros compañeros, son aprehendidos por la policía secreta y trasladados a la cárcel de Belén a donde padecen una angustiante temporada.

Al salir de la cárcel apenas alcanzó Cravioto a acudir al lecho de muerte de su padre el general Rafael Cravioto que agonizaba en la Ciudad de México víctima de la enfermedad y de la ingratitud con la que lo había tratado al final su compañero de armas Porfirio Díaz.

Cravioto heredó de su padre una considerable fortuna y el escritor Gonzalo de la Parra comentó el modo cómo la usó:

A pesar de sus abundantes dineros, gastó en libros lo que valían los automóviles, en provechosos viajes los días de sueño y en cuadros y esculturas el parque de la escopeta deportiva.

Cravioto se salió de sus millones y se metió con resolución heroica en el estrecho y áspero círculos de los hombres útiles. Cravioto estudió como si estuviera muerto de hambre; trabajó como si debiera la renta y sintió las angustias de las clases oprimidas a pesar de mirarlas a través de los emplomados cristales de la opulencia.

Al triunfo de la revolución, el licenciado Cravioto fue secretario del Ayuntamiento de la Ciudad de México y más tarde fue electo diputado por el Distrito de Pachuca y fungió como tal en la Cámara Maderista, la famosa XXVI Legislatura que no terminó su gestión porque fue disuelta a punta de bayonetas por órdenes del usurpador Victoriano Huerta.

Al disolver Huerta la Cámara de diputados y el Senado, Cravioto se fue a integrar al norte con Don Venustiano Carranza. Cuando el Primer Jefe estuvo en Veracruz, creó un grupo llamado Sección de Legislación Social, que, integrado por destacados intelectuales y juristas se encargó de hacer varias iniciativas de ley para preparar el Congreso Constituyente.

Esta sección, dirigida por Félix Palavicini y en la que participó Cravioto, produjo 19 proyectos.

Más tarde, cerca de los 33 años de edad, Alfonso se postula para diputado constituyente por Pachuca (sexto Distrito de Hidalgo).




Probablemente su más destacada participación en el Congreso Constituyente fue la insistencia, hasta su obtención, de que se redactara un artículo especial para la materia laboral, y que no quedara sólo en el artículo 5° constitucional como un apartado, sino que se creara uno nuevo que detallara las relaciones laborales, las garantías de los trabajadores y que fuera la la primera constitución del mundo en tratar en forma especial como artículo aparte, los derechos de los trabajadores.

Después Cravioto debido a su notable actuación en el Constituyente de Querétaro, fue electo nuevamente diputado, ahora en la XXVII Legislatura, mientras gobernaba Carranza.

En esta representación parlamentaria Cravioto apoyó una iniciativa de varios hidalguenses, los diputados Efrén Rebolledo, Antonio Peñafiel, el sabio, y Rafael Vaga Sánchez que lucharon por una iniciativa del también hidalguense Manuel Lailson Banuet para que se hiciera obligatorio establecer locales especiales para los lactantes de madres obreras en las industrias.

En 1918, sin terminar su período como diputado Alfonso Cravioto se lanza como candidato para el Senado por el Estado de Hidalgo.

Sobre la actuación de Cravioto en la Cámara de Senadores destaca la defensa y el impulso que realizó para que se creara la Secretaría de Educación Pública. El mismo José Vasconcelos que había sido compañero de Cravioto en el Ateneo años antes, dice al respecto en su libro El Desastre que: “En el Senado Alfonso Cravioto, el poeta, se encargó de acelerar los trámites.”

Después de su encargo como senador de la República, Cravioto pasó al servicio diplomático mexicano desde el primero de enero de 1925, tenía 40 años y ya era un personaje en la vida nacional, a esa edad ya había sido precursor de la revolución, preso en Belén por órdenes de Porfirio Díaz, secretario del Ayuntamiento de la Ciudad de México con Madero, diputado a la XXVI Legislatura, diputado constituyente en Querétaro, diputado a la XXVII Legislatura, senador de la República, oficial mayor de la Secretaría de Instrucción Pública, director general de Bellas Artes y otros cargos que la revolución triunfante le había conferido.

Fue un ejemplo como diplomático también. Embajador durante 19 años ininterrumpidos. Alfonso Cravioto Mejorada representó a México en Guatemala y en Chile. Pasó después a Europa y fue ministro plenipotenciario en Holanda y en Bélgica. Regresó a América en 1934 para ser varios años embajador en Cuba y finalmente concluyó su carrera diplomática en el exterior como Embajador en Bolivia.

Todavía trabajó ocho años más en la Secretaría de Relaciones Exteriores en México, conservando el rango de embajador. Durante sus estancias en el extranjero, Cravioto cultivó la poesía y la literatura. En los países donde estuvo se supo rodear de intelectuales y de la gente que apreciaba su cultura. Fue condecorado en todos los países en donde representó a México y dejó excelentes referencias de la cultura mexicana.

Su producción literaria es sumamente apreciada. Destacan los libros El alma nueva de las cosas viejas, constituido por finos poemas sobre la época colonial. Publicó después Cantos de Anáhuac, en el que ofrece su producción poética acerca de la etapa prehispánica.

Hay otras muchas obras y poemas publicados en las revistas literarias en las que participó Cravioto como Savia Moderna (1906), La Nave (1916), Revista de Revistas (1911), Pegaso (1917), México Moderno (1921) y El Maestro (1921). Podrían completarse varios volúmenes si se publicaran sus obras completas, incluyendo sus extraordinarios discursos ya que fue un gran orador.

En 1952 fue electo senador por el Estado de Hidalgo, en la misma elección del presidente Adolfo Ruiz Cortines. En ese encargo murió tranquilamente durante el sueño, en la madrugada del 11 de septiembre de 1955.


La segunda imagen que ilustra esta nota me fue proporcionada por el magistrado Raúl Arroyo, y corresponde al monumento a Alfonso Cravioto que se encuentra en las instalaciones del Poder Judicial del Estado de Hidalgo, en Pachuca.

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